lunes, 22 de diciembre de 2008

Felices Fiestas

La Navidad es un gran tiempo de verdad, un tiempo de mirarnos sin los poderes terrenales, sin los bienes, el dinero, ni los cargos que tenemos, para reconocernos como iguales, para reconciliarnos, para reflexionar en familia, para mirarnos con paz y contemplar nuestra vida exterior e interior.

Para esta Navidad dejemos que Cristo nazca nuevamente en nuestra vida, en nuestro hogar, ciudad y país; abramos los ojos y dejémonos conquistar por su amor.

Benito Baranda


Felices Fiestas con

Paz, Amor y Felicidad!!!

CVX – Corrientes



miércoles, 26 de noviembre de 2008

Casamiento del Hijo de Olgita


Guillermo, Miguel, Olgita, Marcela, Fati (hija de Olga y Miguel), Olga, Los Novios, Adela, Augusto, Marcelo y Javier

martes, 14 de octubre de 2008

Todo Un Estilo De Vida (Taller De Iniciación De CVX En Corrientes)

Después de mucho esperar, al fin llegó el día. El fin de semana pasado (4 y 5), finalmente se concretó el tan anhelado taller de iniciación CVX. Nuestra comunidad hace unos meses ya está caminando con el “deseo” de ser parte de CVX. Somos algo así como unas dieciséis personas que sumadas a los de otras comunidades, a las que invitamos para presentarles la propuesta cevequiana, nos juntamos en la Iglesia Jesús Nazareno, de Corrientes. A la hora de la verdad, muy temprano, a las 9:30 de la madrugada del sábado se dio inicio a este taller, que gracias a la presencia de dos grandes, (aunque ella pequeña de estatura), Lucía y Fafa, se llenó de inquietudes, entusiasmo y muchas pero muchas ganas de seguir creciendo, pero ya dentro de esta gran comunidad mundial. Los tres pilares, La estructura de la comunidad, El carisma y la espiritualidad, Los Recursos y El plan de Formación, fueron los grandes temas que desglosados a lo largo del día, propiciaron las preguntas, la reflexión, la oración, la participación y el “deseo” creciente de ir por más, ese día sábado. El domingo, durante la mañana compartimos la importancia de la misión y todo lo que ella implica para la vida de un cevequiano. Al medio día, justito a las doce, compartimos conjuntamente con la Comunidad de Nazareno, la celebración eucarística que puso punto final a este hermoso encuentro de hermanos. Por supuesto que una vez finalizada la misa, la celebración continuó con choripanes de por medio y un paseo por la hermosa costanera correntina.

Durante esos días no pude dejar de sentirme en casa, en familia, en un clima de confianza y alegría, donde la vida compartida enriquece y alienta a seguir. Quedamos muy entusiasmados, queremos crecer en este estilo de vida; CVX es lo que queremos, y sentimos que es para nosotros. Realmente agradecidos desde el corazón, a Lu y Fafá que nos ayudaron a dar estos nuestros “primeros pasos”.

Laura Ayala

Comunidad Tupasy

viernes, 3 de octubre de 2008

Como Escribir A Un Poeta Y Como Describir Al Poeta

Quisiera tener las palabras justas para contarles lo que un ser humano tan impresionante puede hacer en compañía de nuestro Dios.

Hacia el 2004 habrá sido cuando este curita llegaba de incógnito a vivir junto a su futura familia el Congreso Eucarístico, se habría imaginado él donde estaba llegando? Suerte que los Jesuitas están preparados para todo tipo de desafío espiritual!

Salva! Muestra de sacerdote y ser humano, muestra de amigo y padre, si pretendo enumerar todo lo que nos dejas, no podría terminar este intento de homenaje, cada minuto en nuestra casa de Nazareno junto a tu compañía ha sido para cada uno de nosotros una LECCION DE VIDA….

EN TODO AMAR Y SERVIR….una frase que nos dejo nuestro San Ignacio, a la que sin dudas le haces honor, y contagias con tanto amor esa premisa, que siempre ha sido un gusto y un gran placer que Dios que nos haya permitido compartir contigo, días de trabajo, de días de reflexión días para celebrar y hasta días de desencuentros, el perfecto equilibrio que solo con tu ayuda pudimos lograr, para hacer de Nazareno una real familia, casi tan insoportable como la biológica….

Gracias por hacer de nosotros verdaderos servidores de Cristo, por enseñarnos el valor del AMOR, ese amor en su mayor expresión, el Amor de Dios, que no defrauda, que fortalece, que ama sin medidas, que entrega su corazón sin limites, que hace que cada instante de nuestra existencia sea un canto de vida…un Amor con el que se construye estos lazos de afectos, a pesar de toda tormenta, de toda adversidad….un Amor que al igual que un buen vino, con el tiempo se hace mejor!

EL MAGIS…emblema de nuestra espiritualidad que enamora! Y allí también estuviste, marcándonos con tus palabras, pero sobre todo, con tus acciones, lo que esa simple palabrita ignaciana podía sembrar en nosotros…ahí estuviste para que cada uno sea el mejor estudiante, el mejor trabajador, el mejor padre o madre, hermana, amiga, y mas que nada un buen ciudadano, en fin, nos regalaste la caña (nunca el pescado) para hacer de uno mismo ese Ser Humano que nuestro Dios seguramente imagino al momento de nuestra creación!

No voy a terminar este escrito despidiéndome, solo voy a decir en nombre de todos un lindo hasta luego…y nos vamos a quedar aquí en nuestra casa, en nuestro Corrientes Porá, disfrutando de tanta gracias que nos dejas, con aroma de lapacho florecido y Paraná agitado, temiendo quizás extrañar mucho a este Poeta que lo visitaba día a día… de la misma forma con nuestro Corazón agitado pero llenos de tanta Amistad sin igual…te digo, te decimos, te gritamos:

GRACIAS POR TANTO AMOR!!!!!!!!

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Homilía Para La Misa En Honor A Nuestra Señora De La Merced

Homilía Para La Misa En Honor A Nuestra Señora De La Merced

Corrientes, 24 de septiembre de 2008

1. Hoy concluimos la Novena en honor a la Santísima Virgen María, a quien invocamos con el dulce título de Nuestra Señora de la Merced, patrona de nuestra ciudad y de sus alrededores, y a quien “Corrientes, la invicta postrada, con la Patria querida a sus pies, quiere renovar la solemne promesa jurada”, como le cantan sus devotos a lo largo de los siglos.

2. En efecto, el primer juramento solemne a Nuestra Señora de la Merced, lo realizó el Cabildo en 1660, nombrándola patrona de la ciudad y su contorno. Las actas del tiempo atestiguan que esa elección fue hecha por voluntad del pueblo y las autoridades civiles. Esa elección volvió a ratificarse por insistencia de la población en dos ocasiones más: en 1789 y en 1858. Después de la Revolución de Mayo, el Cabildo vuelve a jurarla como Patrona en 1813 y luego en 1816. Finalmente, al cumplirse el tercer centenario del primer juramento, la Legislatura Provincial sanciona la Ley, por la cual reconoce a Nuestra Señora de la Merced “Patrona de la ciudad y sus contornos, quedando la obligación de este gobierno de celebrarla cada año solemnemente”.

3. Eso es precisamente lo que queremos hacer hoy: renovar nuestra fidelidad, jurarla de nuevo, consagrarnos a ella. Este acto de fidelidad compromete la vida entera de cada persona y a todas las personas: pueblo y autoridades. Jurarla significa obedecerla hasta las últimas consecuencias. Pero para obedecerla, hay que estar cerca, conocerla, hacer como el discípulo del Evangelio: recibirla en su casa. Ella, perfecta discípula, nos conduce a Jesús y nos enseña a ser discípulos. En esta devota familiaridad con ella, escuchamos su mandato que nos dice: “hagan lo que él les diga”. Discípulo es aquel que escucha, acoge y es fiel a la palabra de Dios. Ser fiel es “hacerle caso” y vivir de acuerdo a los valores del Evangelio tanto en la vida privada, como en la función pública. Ese mandato de fidelidad que renovamos hoy, nos invita a levantar nuestra mirada hacia la cruz de su Hijo, donde la vida y el amor celebran su definitiva victoria sobre el pecado y la muerte. Allí está la fuente de nuestra merced, la liberación de todos los males, allí encontramos el Camino, la Verdad y la Vida.

4. Mientras renovamos la promesa jurada a Nuestra Señora de la Merced, sentimos una profunda alegría, porque reconocemos que no hay merced más grande que conocer a su Hijo Jesús. No se trata de una emoción pasajera, sino de una convicción profunda que se apoya en la certeza de la fe, por la que sabemos que el amor de Dios se nos ha revelado en Cristo y que él nos ha invitado a ser sus amigos. María de la Merced, ¡enséñanos, a ser sus discípulos y misioneros!, como tantas veces te lo pedimos durante esta novena. Renovarnos juntos en el encuentro con Jesucristo y revitalizar el Evangelio, tan arraigado en nuestra historia, es el mejor regalo, que podemos recibir como Iglesia, que camina hacia el Centenario de su fundación.

5. La existencia de nuestro pueblo fue posible gracias a la “merced” de María, valga la redundancia: porque merced es gracia, y la merced más grande que podemos recibir, es precisamente la vida de Dios. Y lo peor que nos puede pasar es olvidar que la vida es un don y no una propiedad, es “merced” de Dios, que nos creó a su imagen y nos rescató del pecado y de la muerte por Jesucristo, al alto precio de la cruz. Cuando se olvida que la vida es merced de Dios, ya no hay a quién serle fiel. La ausencia de fidelidad permite sólo acuerdos pasajeros entre soledades sin proximidad. Por eso, una sociedad sin Dios, es una sociedad de hombres solitarios, egoístas y agresivos. Nuestros antepasados intuyeron ese peligro, por eso se preocuparon en reiterar su juramento, convencidos de que la fe en Dios es también una cuestión de estado y que, al mismo tiempo, es fundamento de la libertad y condición esencial para un desarrollo equitativo y justo de la sociedad. Porque el Dios cristiano no es un Dios lejano y solitario. Es Jesucristo, el Hijo de Dios, que se hizo carne en María, cercano y hermano de todos los hombres y mujeres. En ella, la Virgen hecha Iglesia, junto a la cruz, somos engendrados, ya no como individuos aislados, sino como pueblo de Dios, hermanos y hermanas en Jesús y con él hijos de Dios.

6. Nuestra historia, como la de muchos pueblos del continente americano, se construyó en torno a la Madre de Dios, junto a la Cruz de su Hijo Jesucristo. A ellos debemos volver para reencontrarnos con nosotros mismos, para saber quiénes somos y cuáles son los valores que configuran nuestra identidad e inspiran nuestra misión. Si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber camino, no hay vida ni verdad, no advierte el Papa Benedicto XVI.
7. La turbulencia cultural que vivimos en estos tiempos, nos crea una sensación de inestabilidad en todos los órdenes de la vida. Se generaliza cada vez más el pensamiento que considera que “no hay nada definitivo y que deja como última medida el propio yo y sus caprichos”, y así se destruyen peligrosamente valores fundamentales e imprescindibles para una convivencia sana en la sociedad. Ante todo, el valor absoluto de la persona humana, creado varón y mujer, imagen de Dios, en relación complementaria e iguales en su dignidad. De allí se desprende el valor eterno de la vida humana, el deber de transmitirla, la grave responsabilidad que tenemos de cuidarla, defenderla y promoverla, sobre todo, de la violencia estructural, que golpea a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, como son los pobres. ¡Qué tristeza sentimos al ver que se construyen casinos, donde los pobres sacrifican sus vidas en el altar del juego! ¡Qué dolor provoca ver a los jóvenes, expuestos a la droga y al alcohol, víctimas de la inmadurez e irresponsabilidad algunos adultos, ante una sociedad que no termina de hacerse cargo de este flagelo! A esto se suma la violencia que legitima la eliminación de la vida del niño por nacer. ¡Atención!, como la violencia engendra violencia, mañana se irá por más.
8. La vida humana, sobre todo allí donde está más amenazada y donde menos recursos tiene para defenderse, es un valor que nuestra cultura nunca ha negociado. Hoy la debemos cuidar, defender y promover, como el don más sagrado que recibimos de Dios. La familia, constituida por el padre, la madre y los hijos, que se extiende y abraza a los abuelos, es fuente de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente; es el lugar primario de humanización de la persona y de la sociedad y cuna de la vida y del amor, como nos recordó el Papa Juan Pablo II. En medio de muchas dificultades, negaciones e infidelidades, queremos reconocer la tarea de muchas mujeres, varones, jóvenes y adultos, que viven y caminan con nosotros, de numerosas asociaciones y grupos, sin distinción de credos, que trabajan con una entrega verdaderamente heroica para auxiliar a los más necesitados. Ellos son entre nosotros signos de fidelidad a la promesa jurada y consoladora presencia de la bondad de nuestro Dios.
9. Por eso, mientras contemplamos a la Madre de Dios, bajo la cálida y familiar advocación de Nuestra Señora de la Merced, reconocemos agradecidos el don de la vida, de la familia, de las instituciones y de nuestra historia; en ella siempre encontramos amparo frente al peligro, consuelo en el dolor y fortaleza en la esperanza. A ella recurrimos, como lo hemos hecho tantas veces, suplicando que nos enseñe a tener la sabiduría del discípulo y la audacia del misionero de Jesucristo, que sabe que con él hay luz, hay esperanza, hay amor y hay futuro”. Amén.


Mons. Andrés Stanovnik

Arzobispo de Corrientes




lunes, 22 de septiembre de 2008

Los Jóvenes Nos Queremos Manifestar

Manifiesto

Los Jóvenes Nos Queremos Manifestar

Los jóvenes del NEA venimos a tus pies, Mamá María, a manifestarte las inquietudes de nuestro corazón por nuestra Patria. Venimos caminando para expresarte nuestra búsqueda de paz y justicia.

Ante una sociedad con desigualdades, queremos la paz que se construye a partir de la búsqueda de una vida digna para todos.

Anhelamos más ¡“Humanidad”!.

Los jóvenes queremos escuchar y ser escuchados, deseamos encontrar en nuestros adultos, herramientas para crecer y madurar.

Rechazamos la violencia, diciéndole “Sí” al diálogo, a las responsabilidades, al compromiso y a la vida.

Deseamos formarnos en la participación ciudadana y política, generando espacios de servicios en la búsqueda del Bien Común.

Creemos en una Argentina mejor, dejando de lado mezquindades e individualismos.

Los jóvenes del NEA nos comprometemos: A ser Antorchas encendidas para iluminar nuestras realidades con el anuncio del “Evangelio”, desde una Espiritualidad encarnada.

A trabajar con perseverancia por el presente y el futuro que nos pertenece.

Madre de Jesús, te pedimos que nos fortalezcas y bendigas, para vivir en plenitud tu pedido, que hoy en Itatí se renueva: “¡¡¡ARGENTINA CANTA Y CAMINA!!!”.

Pastoral de Juventud

Región NEA

Homilía De Monseñor Hugo Santiago, En La Misa De La Peregrinación Juvenil Del NEA Al Santuario De Nuestra Señora De Itatí (21 De

JOVEN: “HACELE CASO A TU SED”

Homilía De Monseñor Hugo Santiago, Obispo De Santo Tomé, En La Misa De La Peregrinación Juvenil Del NEA Al Santuario De Nuestra Señora De Itatí

(21 De Septiembre De 2008)

La sed de estar en la posesión de un bien grande que no pase

1. “Para mí la vida es Cristo,…deseo estar con Cristo”, dice el apóstol Pablo en la primera lectura que acabamos de leer. El deseo es una sed interior que tiende hacia lo que calmará y saciará esa sed.

2. En nuestra vida hay diversos tipos de “sed”, diversos tipos de deseos: en el aspecto recreativo tenemos, por ejemplo, deseos de mirar una película o hacer algún deporte; en el aspecto fisiológico tenemos deseos de comer un asado o un helado; en el orden personal tenemos deseos de tener amigos, de amar y ser amados; en el aspecto social tenemos deseos de hacer algo por los demás, de llegar a ser alguien significativo para la sociedad; en el aspecto religioso tenemos deseos de conocer a Dios, de encontrarnos con Jesucristo, de sentir el amor de la Virgen, etc.

3. Entre todos estos tipos de sed, de deseos, algunos pueden no ser saciados y sin embargo no afectarán mucho nuestra vida, pero otros deseos más profundos tienen que ver con nuestra felicidad y entonces los tenemos que saciar porque de lo contrario nos frustramos, no seremos felices. Por eso, querido joven, “hacele caso a tu sed más profunda”, al deseo que hay en vos de estar en la posesión de un bien grande, que no pase.

4. La psicología de la propaganda ha captado ese deseo que hay en todo hombre y sobre todo en ustedes los jóvenes y entonces les presentan los bienes de consumo: un tipo de ropa, una bebida, una moto, un auto, como si fuera un bien grande que no pasa, que calmará la sed de felicidad, de estar bien que hay en ustedes.

5. Si lo pueden comprar, al poco tiempo se darán cuenta que todo bien de consumo no puede cumplir lo que prometía, al poco tiempo de adquirirlo pierde brillo, pierde atracción y no sacia la sed de felicidad. Pero entonces aparece otro bien de consumo, una zapatilla deportiva, una bebida energizante con la cara de un bien grande que no pasa y entonces lo vuelven a comprar. Así se origina la carrera del consumo y la sed no se sacia. Se sienten de alguna manera engañados: el bien grande prometido no era tal y era pasajero.

6. Es que el único bien grande que no pasa es Cristo, es Dios, sólo El puede saciar la sed que tenés de felicidad, sólo él es el bien grande que no pasa, solo él te puede dar vida en abundancia.

7. Entonces, querido joven, vos tenés que llegar a algunas constataciones:

- que el deseo, la sed más profunda que tenés es deseo de estar en la posesión de un bien grande que no pase y que te dé felicidad.

- que ese deseo te lo puso Dios en el corazón

- que tenés que seguirlo para ser feliz

- y que sólo quedará saciado si te encontrás con Jesucristo.

8. En este sentido, querido joven, te digo: “HACELE CASO A TU SED”, descubrí que la sed más profunda que tenés es sed de Dios, y buscá saciarla en Jesucristo.

9. Tenés que ser como el buscador de perlas finas del Evangelio, que encuentra una de gran valor y vende todo lo que tiene para adquirirla. Las cualidades de este hombre son varias:

- primero es un buscador…no es un conformista, un instalado….así tenés que ser vos…

- Segundo; no anda detrás de cosas de poco valor, no le interesan las cosas baratas, él busca perlas finas. Igualmente ustedes, queridos jóvenes, tienen que darse cuenta que el corazón de ustedes busca cosas valiosas, no se conforma con chatarra, con cosas de poco valor.

- Tercero: cuando encuentra la perla fina, este hombre tiene una gran capacidad de decisión, se juega, vende todo para adquirirla. Ustedes también, tienen que darse cuenta que la perla fina es Cristo, que El se deja encontrar, es más, viene al encuentro de ustedes para que lo encuentre el que lo busca de todo corazón.

10. Si encuentras a Cristo te darás cuenta inmediatamente que El es la verdad que buscaba tu inteligencia, El es la belleza que atrae a tu corazón, El es el bien grande que no pasa que tu voluntad anhela y que busca a través de otros bienes más pequeños.

Encontrar y seguir a Cristo no es fácil pero es apasionante

11. Encontrar a Cristo y seguirlo no es fácil pero es apasionante. El te sacará de la comodidad y te pedirá que sirvas, pero si lo haces encontrarás la alegría en el servicio. Como aquél hombre que decía: “Yo dormía y pensaba que la vida era alegría, desperté y vi que la vida era servicio, serví y descubrí que el servicio era alegría.

12. Encontrar a Cristo y seguirlo es difícil pero atractivo. El te pedirá que dejes la mentirosa búsqueda de felicidad por los caminos del placer fácil, del no compromiso, del alcohol y de la droga, del tener consumista y del sentirte más que los demás, pero a cambio la verdad te hará libre te conducirá a la vida en abundancia.

13. Encontrar a Cristo y seguirlo es una gracia y un desafío. El te pedirá que dejes la vida superficial de los que viven como si Dios no existiera y dediques tiempo a la oración, a la adoración de su Presencia en el Santísimo Sacramento, a la reflexión de la Palabra, pero a cambio te encontrarás con El y experimentarás como Pedro, que sólo Jesús tiene palabras de vida y tendrás una paz que el mundo no puede darte.

14. Encontrar a Cristo y seguirlo es como encontrar una piedra preciosa y vender todo para adquirirla. El te dirá que la felicidad, tu felicidad está en darte a los demás y que paradójicamente sólo encuentra la vida el que es capaz de darla. Tener la gracia de hacerlo es a la vez heroico y fascinante.

La experiencia de los santos: La entrega da alegría

15. San Ignacio de Loyola antes de ser santo estaba alejado de Dios y vivía una vida sin compromiso, tratando como todo joven de pasarla bien. En una oportunidad fue herido y tuvo que internarse en un hospital. Para entretenerse pidió libros de caballería, que eran unos libros de aventuras y como no había le ofrecieron unos libros de santos. Como no tenía otra cosa que leer los aceptó.

16. Leyendo los libros de santos tuvo una intuición que empezó a practicarla después y es lo que lo entusiasmó para seguir a Jesús. Se dio cuenta que cuando buscaba el placer egoísta, la pasaba bien en ese momento pero después se quedaba vació. En cambio, cuando trataba de imitar a Jesús haciendo un acto de servicio, le costaba en el momento pero después le quedaba la alegría en su corazón. De este modo empezó a imitar cada vez con más intensidad a Jesús en la oración, en el servicio y la entrega a los demás, constatando que su corazón estaba pleno de alegría. De este modo ya no dejó más este camino de compromiso que sin embargo le daba felicidad.

17. Así en este santo comprobamos lo que nos dice Jesús: el que pierde su vida por los demás la encuentra y el que la busca egoístamente la pierde. La alegría y la felicidad, paradójicamente la encontramos cuando olvidándonos de nosotros mismos nos damos a Cristo y a los hermanos, servimos a los demás.

18. Por eso queridos jóvenes: HÁGANLE CASO A SU SED, dense cuenta que el deseo que hay en el corazón de ustedes de estar en la posesión de un bien grande que no pase y los haga felices es sed de encontrarse con Cristo, sigan esa sed. Jesús vendrá al encuentro de ustedes, el encuentro se dará y cuando los invite a seguirlo por el camino del servicio, díganle que “sí” aunque les cueste, porque el servicio a Cristo y a los hermanos es el camino de la alegría de la que tiene sed el corazón de ustedes.

19. María se describió a sí misma como “La servidora del Señor”, aceptó a Jesús en su corazón y puso la vida a su servicio. Por eso, a la perla preciosa que es Jesús la podemos encontrar en el corazón de María. Por eso hoy Ella en Itatí nos dice: “hijitos jóvenes, busquen a mi Hijo, porque de El tiene sed el corazón de ustedes”. “No sigan el camino fácil de una vida placentera y sin compromiso porque los llevará a la frustración y a la tristeza, ayuden a mi Hijo a cargar la cruz del compromiso por un mundo más humano y más cristiano, sirvan y verán que el servicio es alegría”. Así he vivido mi vida y por eso exultante de alegría he dicho: “Mi alma canta la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu….todas las generaciones me llamarán feliz”.

20. Por eso queridos Jóvenes: “No tengan miedo”, sigan el estilo de vida de Jesús y María y como ellos serán felices.

Mons. Hugo Norberto Santiago, obispo de Santo Tomé


Peregrinación Juvenil A Itatí - 2008

Silvia de Tupasy






















Silvia y Augusto de Tupasy






















Daniela de Tupasy






















Nazareno en la Misa






















Daniela y Silvia de la Comunidad Tupasy en la Misa





















Daniela sonriendo junto a otros jovenes






















Guille y Pablito del grupo de jovenes de Nazareno junto a otros pereginos





















Los jovenes descansando

jueves, 28 de agosto de 2008

ENFI VII - Mensaje Para Nuestras Comunidades (Mensaje Final)

Mensaje Para Nuestras Comunidades
Los días sábado 16 y domingo 17 de Agosto en la comunidad del Colegio del Salvador y recibidos por Andrés Aguerre s.j. tuvimos nuestro VII ENFI (Encuentro nacional de la familia ignaciana).
En donde participamos unas 240 personas, venidas desde Salta, Santiago del Estero, Chaco, Corrientes, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Buenos Aires y Capital Federal.
El tema a partir del cuál trabajamos en el encuentro lo tomamos de una de las peticiones de los Ejercicios Espirituales: ‘para no ser sordos a su llamado’.
De encuentro en encuentro vamos creciendo en nuestra identidad como familia, y junto con ella crece nuestra necesidad de compromiso con nuestra Iglesia en Argentina, y con la Argentina misma. Sobre todo en estos tiempos de tanta incertidumbre y tanto desconcierto; que muchas veces nos han llevado a disputas entre nosotros mismos.
Queremos tomar conciencia de los nuevos escenarios sociales y políticos que se están abriendo, y desde ellos buscar ser activos protagonistas de cambio.
Queremos ser protagonistas de cambio, guiados por el Espíritu que nos hace contemplativos en la acción y activos en la contemplación.
Queremos crecer en lo que el mismo Ignacio llamo ‘el sentir con la Iglesia’, con nuestras Iglesias locales. Buscando ver el hacia dónde estamos yendo, cuál es la trayectoria para así seguir peregrinando juntos. Aquí nos acompaño Ezequiel Silva del Centro Nueva Tierra, quien nos ayudó para ampliar nuestra mirada en un horizonte más reflexivo y crítico a la vez.
Retomando el hecho vivido a principio de año de la Congregación General XXXV de la Compañía de Jesús, queremos también soñar y mirar lejos, profundizando y descubriendo nuestras distintas vocaciones dentro de la misma familia ignaciana como laicas, laicos y como jesuitas.
María Clara Luchetti Bingemer de Brasil, nos enmarcó la reflexión entre la utopía y la realidad para seguir creciendo como colaboradores de la misma misión. Donde el principio y fundamento de esta misión y de dicha colaboración sigue siendo la experiencia de los ejercicios espirituales; por eso nos planteamos el hecho de poder vivirlos como familia ignaciana.
Queremos seguir escuchando el llamado que este Dios de la Vida nos hace, y a la vez agudizando nuestro oír y aprendiendo a levantar nuestra voz para poder ser escuchados, jerarquizando el lugar de la mujer dentro de la comunidad eclesial.
Queremos desde la misma vocación laical, como pueblo de Dios crecer en nuestro protagonismo, iniciativas y creatividad. Desde lo pequeño y cotidiano fortalecer nuestro testimonio para transmitir el evangelio en una iglesia mas orante, participativa y transparente.
Estar abiertos a los cambios sociales “con un oído puesto en el pueblo y otro en el Evangelio” (Mons. Angelelli).


Silvana Machado
Marita di Lorenzi
Alejandra Luppi
Gonzalo Navarro

ENFI VII - Participación de la Comunidad

Olga, Olga, Laura y Daniela, paseando por Callao en un recreo





















Olga, Laura,Titita, Augusto, Daniela y Olga























Daniela, Laura, Olga, Olga y Fatima


martes, 1 de julio de 2008

Reunión del Viernes 27 de Junio

P. Salvador Veron sj, despues de celebrar la Santa Misa, atras Marcelo Reyes






















Guillermo, Silvia, Natalia, Olga, Laura, Mariana, Marcelo Reyes























Olga landi, al fondo Daniela























Silvia, Diego y Guillermo























Carolina, una amiga, Olga y Marcelo

miércoles, 18 de junio de 2008

La Responsabilidad Política

Ante los acontecimientos vividos en Nuestra Querida Patria, una reflexión de San Alberto Hurtado.

Extracto del Capítulo VI de “Humanismo Social”

"Aquellos que han buscado, o al menos han aceptado la responsabilidad de los destinos del país, tienen una responsabilidad, la mayor de todas, porque es la más extensa; abarca a todos los ciudadanos y todas sus necesidades.

¿Se dan cuenta de ordinario los políticos de la responsabilidad de su cargo? Uno puede dudarlo... ¡Con qué fervor hacen promesas de consagración a la Patria y a sus intereses que se olvidan al día siguiente de la elección.

Muchos van a la política para brillar, para surgir, para destacarse: motivos pobres. Otros para defender intereses de un gremio obrero o capitalista, o lo que es más triste todavía, puramente personales; para disfrutar de una influencia que se puede hacer pagar, motivo indigno y bochornoso. Otros van a defender los intereses de su partido, un motivo justo pero insuficiente, porque sobre los intereses del partido están los intereses nacionales. Otros, Dios quiera que sean muchos, van a la política para servir al país.

Un Presidente no debe ser liberal ni radical, sino Presidente de los Chilenos; y lo mismo un senador o un diputado, es senador de la Patria y ante los intereses de la Patria deben ceder todos los intereses particulares, incluso los de su partido, si alguna vez llegan a estar en oposición.

A los políticos quisiéramos los simples ciudadanos verlos de cabeza en los intereses de la Patria, estudiando con pasión los medios de hacerla progresar, de solucionar sus hondos problemas: ¿cómo instruir nuestra masa de analfabetos?; ¿cómo hacer servir mejor a las necesidades nacionales nuestra educación?; ¿cómo mejorar la formación de nuestros maestros?; ¿cómo disminuir la mortalidad infantil?; ¿cómo alimentar nuestra población desnutrida?; ¿cómo dar en realidad de verdad pan, techo y abrigo a nuestro pueblo? Quisiéramos verlos hacer un examen de conciencia nacional sobre el presupuesto y revisar partida por partida los gastos nacionales.

Ojalá pudieran llegar también a nuestro parlamento en forma efectiva, las voces de los ciudadanos, sus aspiraciones, sus clamores y fueran tomados en serio.

El político ha de ser un hombre de estudio, “consagrado” a su cargo, lo que tenemos tanto más derecho de pedir y aún de exigir cuanto ahora todos los políticos están altamente, por lo menos suficientemente, remunerados. Y si por sus preocupaciones personales, por sus negocios, no tienen tiempo de “estudiar”, de “consagrarse a la Patria”, que no entren a la política, pues una actuación descuidada significa traicionar a la Patria en momentos muy graves.

Este descuido debería ser severamente sancionado. ¿Cómo? Es bien difícil decirlo: pero que los mismos políticos descubran el camino efectivo de realizarlo.

La fiscalización administrativa es indispensable, con tal que sea realizada con alto espíritu público, con la mirada puesta en la Patria, más que en los intereses del propio partido o en la combinación que representa. Si el mal está en las propias filas, que sea denunciado con tanta fuerza y vehemencia como si estuviera en las adversas y si el mal lo comete un adversario que la crítica no obedezca a otro fin que al bien público, no al rencor político, pues eso divide más la familia nacional, y hace perder toda eficacia a la crítica.

¡Si pudiéramos llegar a tener un cuerpo numeroso de políticos nacionales! Hombres que no tengan empacho en acercarse a su adversario político, para pedirle su colaboración en un proyecto de bien público y de asegurarle sinceramente su apoyo en cuanto haga por el bien común. Todo cede ante el bien del País.

Se dirá que todo esto parece ignorar las realidades, que la vida de cada día es muy diferente, que los adversarios harán imposible esa conducta... Creemos sincera y firmemente que esto no es así. Hemos visto a políticos contemporáneos de algunos grandes países realizar esa superación de sus problemas. Por otra parte, cuando se mira la historia nacional en sus grandes períodos que no están muy lejos del nuestro, vemos la consagración de sus gobernantes al bien de la Patria.

La política tiene una función social y, precisamente porque los políticos están más altamente colocados, porque tienen una labor directiva, de ellos ha de venir al país un ejemplo de moralidad privada y pública, de honradez, de sobriedad de vida, de trabajo, de consagración al bienestar nacional.

Fuente: Escritos Espirituales

viernes, 6 de junio de 2008

La Nacion Requiere Gestos De Grandeza

La Nacion Requiere Gestos De Grandeza

1. La Comisión Permanente del Episcopado Argentino se ha reunido con motivo de la grave situación planteada por el prolongado conflicto entre el sector agropecuario y el Gobierno Nacional. Deseamos, con nuestra palabra y nuestra acción pastoral contribuir al fortalecimiento de la paz social y de la democracia.

Nos sentimos obligados a preguntarnos nuevamente, y con dolor: ¿nuestras relaciones seguirán marcadas por la confrontación? ¿Una vez más nuestra vida social estará signada por la fragmentación y el enfrentamiento? ¿Seremos incapaces de fundamentar nuestros vínculos en un diálogo sincero y constructivo? ¿No hemos aprendido nada de nuestra historia?

2. Es preciso que tomemos conciencia de que situaciones como ésta que vivimos nos menoscaban como comunidad, nos aíslan del mundo y en definitiva perjudican especialmente a los más pobres. Es más, este conflicto ha puesto de manifiesto falencias profundas de nuestra vida republicana. La persistencia misma del conflicto y la aparente imposibilidad de resolverlo constituyen un signo de debilidad institucional; son una prueba del escaso aprecio que, como sociedad, otorgamos a la importancia y dignidad de la acción política como el ámbito propio para la superación de las diferencias y el afianzamiento de la amistad social.

3. Consideramos que la solución sólo puede encaminarse mediante gestos de grandeza y una vigencia aún más plena de las instituciones de la República. Como ya hemos señalado, “tenemos que promover el verdadero federalismo, que supone el fortalecimiento institucional de las provincias, con su necesaria y justa autonomía respecto del poder central” (93º Asamblea Plenaria).

No es propio de los poderes públicos empeñarse como parte en los conflictos, sino abocarse a su solución como principales responsables del bien común de acuerdo a las funciones que a cada uno de ellos les atribuye la Constitución Nacional. La efectiva independencia de los poderes legislativo y judicial es un punto clave de la plena vigencia del estado de derecho.

4. Como nos recuerda la Doctrina Social de la Iglesia: “Quienes tienen responsabilidades políticas no deben olvidar o subestimar la dimensión moral de la representación que consiste en el compromiso de compartir el destino del pueblo y en buscar soluciones a los problemas sociales. En esta perspectiva una autoridad responsable significa también una autoridad ejercida mediante el recurso a las virtudes que favorecen la práctica del poder con espíritu de servicio: paciencia, modestia, moderación, caridad, generosidad” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 410).

5. Por otra parte, aunque hubieran reclamos justos, no es en las calles ni en las rutas donde solucionaremos nuestros problemas. Pedimos, por ello, encarecidamente al Gobierno de la Nación que convoque con urgencia a un diálogo transparente y constructivo, y a los sectores en conflicto que revean las estrategias de reclamo. Ni la moderación en las demandas, ni la magnanimidad en el ejercicio del poder son signos de debilidad.

6. Es necesario que los habitantes de esta tierra bendecida abundantemente por la Providencia hagamos un profundo examen de conciencia y nos decidamos a obrar como ciudadanos responsables. Pensemos más en qué podemos aportar a la Patria y no tanto en qué tiene que darnos el país. Todavía son muchos los hermanos que viven en pobreza y exclusión y que esperan de todos los argentinos un compromiso firme y perseverante por la justicia y la solidaridad.

7. En los momentos difíciles los cristianos experimentamos más intensamente la necesidad de la oración, de decirle a Jesucristo, Señor de la Historia: “Precisamos tu alivio y fortaleza, queremos ser Nación”. Para lograrlo, “concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda”.

Exhortamos a nuestros compatriotas a acompañar la oración con un gesto de desprendimiento en favor de nuestros hermanos más necesitados.

Ponemos este mensaje en las manos y en el corazón de nuestra Madre de Luján, pidiéndole que una vez más interceda por nosotros y acompañe el camino de las autoridades, de los dirigentes de los diversos sectores y de todo el pueblo argentino.

Reunión Extraordinaria de la Comisión Permanente

5 de junio de 2008

martes, 27 de mayo de 2008

Mensaje del 25 de mayo de Monseñor Andrés Stanovnik

Iglesia de Nuestra Señora de la Merced

Ciudad de Corrientes


Mensaje de Monseñor Andrés Stanovnik


“Cristo es nuestra paz: él ha unido a los dos pueblos en uno solo…” Efesios 2, 14-18


1. La bella imagen de la Virgen de la Merced evoca el amanecer de nuestra Patria. Ante ella queremos celebrar un nuevo aniversario de su nacimiento. Al contemplar la belleza de esta humilde y fuerte Señora, Madre de Dios y Madre de nuestro Pueblo, y sentirnos bendecidos por ella, queremos decirle, como siempre lo hicimos, que aquí estamos sus hijos y sus hijas, agradecidos por tener una Patria y por esta hermosa porción de suelo correntino, que Dios nos ha dado. Aquí vamos construyendo nuestra historia común, entre encuentros y desencuentros, alegrías y tristezas, pero sin perder la esperanza, mientras caminamos hacia la celebración del bicentenario de nuestra argentinidad. En este camino, de luces y sombras, a la inmensa mayoría de ciudadanos y ciudadanas, nos mueve el profundo deseo de ser Nación, “una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común”, como rezamos en la Oración por la Patria.

I. Un tiempo de renovación

2. Hacemos también una agradecida memoria de los Padres de la Patria y con ellos de tantos hombres y mujeres, nativos de estas tierras, muchos venidos de España y de otros pueblos, quienes llenos de ideales patrióticos, supieron dar respuesta a los retos del momento histórico que les tocó vivir. Ellos empezaron a construir un pueblo que creció en profundos anhelos de ser nación. Inspirados en ellos, también nosotros queremos renovar ese deseo, con la firme convicción de que una nación se construye sobre los grandes valores de amor, de verdad, de libertad, de justicia y de igualdad de todos los ciudadanos. Para que esto se convierta en realidad, tenemos que proceder a una renovación de espíritus y a unas profundas reformas de nuestra sociedad (cf. Gaudium Spes, 26). De poco servirían las reformas, si caen en manos de hombres y mujeres cuyos espíritus no se renuevan.

3. Así como nadie puede darse la vida a sí mismo, tampoco puede renovarla sólo por sí mismo. La auténtica renovación de espíritus es un don de Dios y queremos pedirla con insistencia y humildad por nuestros gobernantes y por todo nuestro pueblo, suplicando hoy la poderosa intercesión de Nuestra Señora de la Merced.

II. Signos fundacionales portadores de valores

4. Este nuevo aniversario de nuestra Patria nos invita a recordar nuestro origen. Allí, como sucede en todo inicio de la vida, se encuentran embrionariamente aquellos elementos fundamentales que luego conforman la identidad y la misión de un pueblo y son fuente permanente de renovación espiritual. Dios, que nos ama inmensamente, nos regaló en los orígenes de nuestra Provincia dos signos que condensan significados de enorme riqueza para una multitud de correntinos y correntinas: la Santísima Cruz de los Milagros y la Limpia Concepción de Itatí. Junto a ellos, y en el contexto de nuestro aniversario, la advocación que preside nuestra celebración es la hermosa imagen de la Santísima Virgen de la Merced, Patrona de la Ciudad de Corrientes, venerada por el pueblo correntino desde 1660. Estos fueron aquellos signos que inspiraron los valores cristianos de amor, verdad, libertad, justicia e igualdad, que están hoy en las bases de nuestra argentinidad y, en particular, de la identidad de nuestro pueblo correntino. Valores que, por otra parte, son patrimonio común de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sin distinción de edad, sexo, condición social e ideas políticas. Al celebrar este aniversario, sentimos una feliz obligación de volver a esos signos, porque sabemos que en ellos está la luz y la fuerza para hacer más humana y más digna nuestra convivencia familiar, social y política.

5. En la Cruz de los Milagros, llamada cruz fundacional de Corrientes, que figura en el escudo de nuestra Provincia y cuyos trazos marcaron la cuna y el crecimiento de nuestra identidad, están contenidos los más altos valores de humanidad. Esa bendita Cruz nos salvó cuando dos pueblos, con visiones diferentes de la vida, se sintieron tentados en dirimir sus diferencias por medio de la violencia. Por esa Cruz se produjo el milagro del encuentro, cuya razón debemos buscarla en el misterio de amor que en ella se revela. Como dice san Pablo, “Cristo es nuestra paz: él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba” (Ef 2, 14). Lo hizo “por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona”, por eso “él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz”, nos sigue diciendo la Escritura. Hoy debemos plantarla de nuevo en medio de nuestros desconciertos, miedos y confusiones, contemplarla y abrazarla, para que su poder renueve profundamente nuestros espíritus, y nos dé “la valentía de la libertad de los hijos de Dios”, para amar a todos y acordar las grandes políticas que incluyan a todos, promoviendo la vida de todos los ciudadanos, especialmente donde está más amenazada: en la concepción ante el crimen del aborto; en los pobres, débiles y sufrientes ante la inequidad y la injusticia; y en la muerte digna ante la indignidad de la eutanasia. Esa cruz, signo del amor de Dios que se entrega hasta el final, ilumine nuestras mentes, purifique nuestros corazones y oriente nuestras voluntades hacia la construcción de una vida más digna y más plena.

6. Ante la imagen de Nuestra Señora de la Merced, nos hará mucho bien recordar que, a lo largo de la historia, fuimos creciendo a pesar de muchas dificultades, de hambre, pestes, calamidades y guerras. Uno de esos períodos de sufrimiento y perplejidad, quedaron registrados en las actas del Cabildo, del día 13 de septiembre de 1660, cuando el Cabildo nombró a Nuestra Señora de las Mercedes “Patrona y Auxiliadora” de todos nuestros trabajos y pestes y demás calamidades que nos afligen. La belleza de esta Señora, que luego fue coronada solemnemente, no brilla tanto por sus joyas, ni está en el precioso metal su principal mensaje, sino sobre todo, por su vida. Su principal belleza de mujer libre y fuerte está en haber vivido entregada por entero, como peregrina de la fe, Madre de Cristo y luego de los discípulos. Por su apertura total a Dios, se hizo lugar de encuentro con Cristo y con los hermanos. Hoy, que nos urge encontrar caminos de entendimiento entre los argentinos, queremos renovar nuestro voto solemne en reconocerla como nuestra “patrona y auxiliadora” y contemplarla, sobre todo, como modelo de pureza y de transparencia en las relaciones humanas, y como ejemplo de fidelidad y coherencia con la palabra dada. A ella recurrimos suplicantes que nos enseñe “la sabiduría del diálogo y la esperanza que no defrauda”.

III. El camino del diálogo fraterno y democrático

7. Hay una profunda coincidencia entre los dos signos: la Cruz y la Virgen. Ambos se convierten en una poderosa señal para el momento de desencuentro que estamos atravesando. En la Cruz contemplamos el amor hasta el extremo como el valor más alto que dignifica la persona y la comunidad. En María, las actitudes de escucha, de acogida y de ternura, especialmente del pobre y del necesitado. En estos signos encontramos la clave que confiere grandeza y dignidad a las relaciones humanas. Los actos de grandeza, tanto en el orden individual como colectivo, se reconocen en las personas por la cuota de sacrificio y de renuncia que entregan a favor del bien común.

8. En cambio, cuando se pierde de vista el ideal del amor hasta el extremo, que está a la base de una auténtica amistad social, las relaciones personales e institucionales se deterioran gravemente. El resultado es inevitable: esas relaciones empiezan a nivelarse por lo bajo. Esa tendencia, de no revertirse, termina inexorablemente en bajeza y degradación. El desleal juego de desgastar al adversario, la práctica inmoral del doble discurso y el necio recurso a la descalificación, abren la puerta al pasillo oscuro de la sospecha, de la desconfianza, de la defensa y del ataque. Cuando se acaba el diálogo surge la agresión. La violencia engendra violencia. Tenemos que entender que no hay diferencia sustancial entre la violencia del palo y la capucha con la del casco y el fusil. Ambas entran en una espiral de violencia, que nunca condujo a nada bueno para nadie, pero trajo, en cambio, mucho sufrimiento y degradación humana para todos.

9. Cuando surgen problemas en la familia, en una institución o en la comunidad política, no se resuelven mediante convocatorias ocasionales al diálogo. Debemos convencernos de que el diálogo exige una profunda renovación de espíritus, que crea en las personas una disposición permanente al encuentro y genera estructuras que lo facilitan. Esa renovación debe contener, como condición indispensable, la confianza entre los interlocutores, la transparencia de sus intenciones y el deseo sincero del bien común para todos; sabiendo que el valor del bien común está siempre por encima de los intereses particulares. Naturalmente, si se aseguran estas condiciones, hay que añadir una alta cuota de humildad, de renuncia y de sacrificio, virtudes sociales que, lamentablemente, no cultivamos con demasiado entusiasmo. Sin embargo, estamos a tiempo para ser razonables y para responder a la estatura espiritual de la mayoría de nuestra gente, que aspira a un trabajo digno con un salario equitativo y justo; que anhela ejercer el derecho de participar responsablemente en la gestión del bien común; que reconoce agradecida el progreso y afianzamiento democrático, convencidos de que es el mejor camino para seguir construyendo una nación justa, fraterna y pacífica.

10. Una comunidad empieza a resolver sus problemas cuando se hace cargo de ellos, los reconoce y es capaz de ponerles nombre. Es decir, cuando se sincera consigo misma y se anima a decir la verdad. Como el adicto, por ejemplo, que inicia su proceso de curación sólo cuando es capaz de reconocer cuál es su verdadero problema. Mientras no lo haga, dará vueltas sobre sí mismo hundiéndose en sus propias contradicciones y creando en torno a sí un sin fin de innecesarias complicaciones y dificultades, para desgracia de sí mismo y de los demás. Hoy tenemos que mirar nuestros problemas como Provincia y como Nación, ponerles nombre, no tenerles miedo y buscar pacientemente el mejor camino para resolverlos por los caminos del diálogo fraterno y democrático.

11. La profunda fe en Dios y en la Virgen de la mayoría de los argentinos y argentinas, y muy especialmente de nuestro pueblo correntino, nos hace un pueblo alegre, acogedor y solidario. Pero al mismo tiempo, esa fe nos hace cada vez más conscientes de nuestros derechos y obligaciones, y de nuestras responsabilidades como ciudadanos. Formar las conciencias, ser abogada de la justicia y de la verdad, educar en las virtudes individuales y políticas, es la vocación fundamental de la Iglesia. Y los laicos católicos deben ser conscientes de su responsabilidad en la vida pública; deben estar presentes en la formación de los consensos necesarios y en la oposición contra las injusticias, nos recordaba el Papa en Aparecida.

12. Somos conscientes de nuestra fragilidad y también de nuestro pecado. Pero, al mismo tiempo, sentimos que el amor de Dios nos levanta y nos anima en la esperanza. Por eso, los invito a rezar, sintiéndonos unidos todos los argentinos y argentinas de buena voluntad, la Oración por la Patria:

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.

Nos sentimos heridos y agobiados.

Precisamos tu alivio y fortaleza.

Queremos ser nación,

una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad

y el compromiso por el bien común.

Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios

para amar a todos sin excluir a nadie,

privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden,

aborreciendo el odio y construyendo la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo

y la alegría de la esperanza que no defrauda.

Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,

cercanos a María, que desde Luján nos dice:

¡Argentina! ¡Canta y camina!

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén.