La Navidad es un gran tiempo de verdad, un tiempo de mirarnos sin los poderes terrenales, sin los bienes, el dinero, ni los cargos que tenemos, para reconocernos como iguales, para reconciliarnos, para reflexionar en familia, para mirarnos con paz y contemplar nuestra vida exterior e interior.
Para esta Navidad dejemos que Cristo nazca nuevamente en nuestra vida, en nuestro hogar, ciudad y país; abramos los ojos y dejémonos conquistar por su amor.
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